Siga, siga (japezoa)

Este loco tenía facha, era de los "chicos populares" en el colegio donde estudiaba. Taquilleros le decíamos nosotros. Aparte tocaba guitarra eléctrica, andaba en moto y más encima era bueno para la pelota. Nada que ver a como éramos nosotros, excepto por el fútbol, pero igual nos juntábamos harto.

Un día, terminada una pichanga, me dijo: "¿Por qué no te inscribes en el Club que yo juego?". A mí me gustaba jugar, pero era remalo. Insistió tanto que al final de dije que bueno, así que fuimos a la sede del club (una oficina chica) y me inscribí como jugador de Magallanes, pero es como decir el Barcelona de Guayaquil, o sea un equipo amateur del sur de Chile.
 
Mi amigo jugaba de 10, de esos zurdos que van con la pelota pegada al pie, pero que ponen pases al vacío o le pegan fuerte y al ángulo cuando tienen la oportunidad. Por mi lado, en el primer partido el "profe" me dice: ¿De qué jugai?", ya les dije que era malo, pero no gil. En este tiempo se jugaba 4-4-2 con dos volantes de contención, un 10 y el famoso "8" o volante de enlace, y que según yo era el que pasaba más piola, así que mi respuesta fue instantánea: "¡De 8!".
 
En el segundo partido, nos tocó jugar de visita, en la población mas pelua de la ciudad. Habían historias de una viejas persiguiendo al árbitro con ollas con agua hirviendo o de hinchas apretando al árbitro casi dentro de la cancha. 
 
Pitazo inicial, se la tocan a mi amigo y empieza a bailar, viene el primer rival, hace como que va a ir a su derecha, flexiona un poco las rodillas, y al cambiar de dirección, el pie izquierdo toca el balón, al instante se apoya en el pasto y se come el caño, todo en el mismo pack. Una belleza. El segundo que apareció, sabía perfectamente lo que hacía y que estaba dentro de esos "5 minutos libres de los locales": un codazo en la mandíbula y le quita la pelota, Mi amigo en el piso sin moverse, el cobro era evidente, pero escucho al árbitro decir "siga, siga". 
 
Del partido, poco que decir, nos ganaron 4 a 1, pero me quedó esa imagen grabada. También acá terminó mi carrera como futbolista porque me dio sarampión, pero eso no es parte de esta historia.
 
Con el pasos de los años, me fui a estudiar a Concepción y luego a trabajar a la capital, y nos dejamos de visitar. La tecnología, al menos en estos tiempos, sirve para saber cómo están estas amistades o hacer video llamadas para conversar un ratito.
 
Un día me entero que él volviendo del trabajo, lo choca otro auto que iba a unas "carreras clandestinas". Lo primero que se me vino a la cabeza fue la imagen del codazo, y como un hijo de puta puede arrebatarte algo a pesar de que tú hagas las cosas de buena fé.



Esta entrada fue publicado el 21 de diciembre de 2019.
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One Response to “Siga, siga (japezoa)”

  1. Nada más maldito que un codazo. Recibí uno solo, fue jugando por mi liceo. Estaba cerca del punto penal, listo para empatar y me fui a negro. Un petiso de esos que a veces se ven en canchas de barrio jugando de central me privó de la celebración

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